La rebelión de las máquinas
Uno de los temas recurrentes en las películas de ciencia ficción es la posibilidad de que las maquinas adquieran voluntad propia y no estén de acuerdo con las instrucciones que reciben de los humanos, incluso pudiendo considerarnos un obstáculo para sus propios fines. Existe el temor de que cada nuevo avance tecnológico nos acerque más a esta posibilidad. En los últimos meses la inteligencia artificial nos ha sorprendido con su capacidad para crear lenguaje y redactar textos a partir de instrucciones simples, de modo que han resurgido las preguntas acerca de los límites a los que pueden llegar las máquinas.
En un plano menos especulativo, las máquinas siempre remplazan el trabajo humano y han creado modificaciones sustanciales en nuestra vida diaria. La introducción de herramientas y maquinaria en el sector agrícola permitió la transición de sociedades en las que la mayoría de la población se dedicaba a la agricultura a economías de industria y servicios. Algo similar ha sucedido con la introducción de aparatos que pueden llevar a cabo operaciones numéricas y el manejo de la información, reduciendo el tiempo de algunos aspectos de la vida cotidiana y los negocios considerablemente. En este momento parece ser que las máquinas están alcanzando la capacidad de realizar tareas que requieren habilidades de lenguaje que antes dependían solo de nosotros. El lado positivo de estos avances ha venido por el incremento de la productividad del trabajo que nos permite tener estándares de vida más altos y evitar labores que implican requerimientos de fuerza o tiempo imposibles para el cuerpo humano.
Sin embargo, también existen anécdotas en la historia de trabajadores destruyendo máquinas porque habían perdido su empleo por ellas. Aunque esta actitud pareciera contraria a los beneficios generales de la tecnología para el bienestar, no lo son desde el punto de vista individual. Algunos cambios del progreso técnico implican la desaparición de ciertas ocupaciones, la disminución en su número, o una reconversión significativa de sus tareas, afectando el ingreso de algunos trabajadores que no pueden dedicarse a otra ocupación en un lapso de tiempo razonable. Esto puede implicar redistribuciones del ingreso en las que no todos se apropian de los beneficios de los cambios tecnológicos. Hay estudios que apuntan que el progreso tecnológico de las últimas décadas desplazó a trabajadores de la parte media de la distribución en algunos países ricos y que ello explica una parte de los incrementos en la desigualdad.
Con los avances recientes de la inteligencia artificial en el procesamiento del lenguaje algunas ocupaciones pueden estar seriamente amenazadas, o deberán modificarse sustancialmente. Por ejemplo, actualmente es relativamente sencillo obtener traducciones o mejorar la redacción de textos. Esto modificará seguramente la ocupación de los traductores y revisores de estilo de forma importante. No necesariamente desaparecerán estas ocupaciones, ya que es posible que todavía se requiera una supervisión del trabajo llevado a cabo por las máquinas, pero implica retos importantes para quienes se dedican a este trabajo, o cualquiera en el que la redacción de textos sea una tarea relevante. Incluso, quienes nos dedicamos a la docencia debemos modificar nuestras formas de enseñanza, ya que muchas de las actividades que estábamos acostumbrados a plantear a nuestros alumnos pueden ser realizadas fácilmente con las aplicaciones de inteligencia artificial al lenguaje. Lo mismo podría pasar en el ambiente laboral del futuro, algunas tareas podrán ser realizadas de forma relativamente sencilla por las máquinas, lo que implicará modificaciones en las habilidades y competencias requeridas en el mundo laboral para el que los estamos preparando.
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Interesante reflexión e importante es el seguir debatiendo como estas herramientas que utilizan inteligencia artificial nos pueden ayudar a la docencia e investigación. La ciencia ficción nos alcanzó, estas "máquinas programadas" han venido a ayudarnos desde las tareas más cotidianas hasta las más complejas. En las últimas semanas he estado escuchando y leyendo a colegas como la inteligencia artificial está ayudando a realizar sus tareas de investigación, lo cual dado al ritmo de vida que se tiene les permite realizar otras actividades de ocio. Por lo cual, aplaudo hacer uso de ellas; sin embargo, hay que tener cuidado con el uso y abuso de ellas, debemos cuestionarnos sobre la veracidad o lo correcto que nos proporcionan estas máquinas o programas…